La leyenda cuenta, que en tiempos
en el que el convento funcionaba, existía una mujer de nombre María Gil, la
cual estaba muy enamorada a grado de obsesión de Don Urrutia. Pero su amor no
tenía buenos ojos para ningún integrante de la familia de Doña María Gil, pues
un par de hermanos de ella, amenazaron a Don Urrutia, para que ese se fuera
huyendo a Veracruz, a quien incluso le ofrecieron dinero a cambio.
Esto hiso que Don Urrutia se fuera
dejando desolada a Doña María Gil, quien no soporto el horror del abandono, y
al enterarse de que sus hermanos estuvieron tras este terrible acto, entro en
ira y decidió alejarse de toda su familia refugiándose en el convento, pero
solo lo hiso para tener un lugar en donde su suicidio fuera más impactante,
pues a pocos días de haber ingresado al convento decidió colgarse de un árbol de duraznos que deba hacia los
dormitorios, horrorizando para siempre a las monjas que ahí habitaban.
Después de esto el fantasma de
Doña María Gil ronda la zona, presentándoseles a las mojas que se encuentran en
sufrimiento. A lo lejos se pueden escuchar sus gritos de dolor, y sufrimiento
por el amor perdido, que cuentan son verdaderamente escalofriantes.
La imagen de la aparecida se muestra con su hábito de monja, con la
cara llena de lágrimas, pero con la mirada llena de ira. Aunque no ha hecho
ningún daño a las monjas que han reportado haberla visto, resulta muy
horrorizarte el vivir eso en un lugar de enclaustro como es un convento.
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