miércoles, 11 de junio de 2014

El vendedor de aspiradoras

Macario era uno de esos vendedores que podemos encontrar todavía hoy en algunos pueblos alejados de las grandes ciudades.
Lo malo es que todos los días recorría la misma ruta. Por lo que sus clientes anteriores, no le volvían a comprar mercancía hasta pasados unos cuantos años.
El vendedor de aspiradoras

Le suplicó a su jefe que lo cambiara de ruta para ver si con su ingenio lograba mejorar sus ingresos.
Su patrón le dijo:
- Mira Maca la única ruta que puedes cubrir es la de Nemesio, pero de una vez te advierto que hay muy pocas casas habitadas allí, así que lo más probable es que no vendas ni una sola aspiradora.
Las calles de esa zona del pueblo eran espantosas como si pertenecieran a verdaderas historias de terror.
No obstante, Macario se sentía inspirado y recorrió esas cuadras con su alegría acostumbrada. Una cabaña de madera avejentada por el paso del tiempo, llamó poderosamente su atención.
Tocó a la puerta y un anciano de bastón lo saludó efusivamente y mencionó:
- ¡Qué bueno que viene! Necesito una aspiradora que elimine fantasmas.
- Eso no existe. Pero tengo equipos muy modernos.
- ¡Déjenme probar el mejor que tenga!
Diciendo esto, el octogenario sacó una chequera y le entregó un cheque a Macario.
- Oiga señor, ¡pero esto es mucho dinero! Además las pruebas no tienen ningún costo.
- Déjate de cosas hijo, si esto resuelve mi problema, te estaré eternamente agradecido.
El anciano se metió su casa y se escuchó cuando encendió la aspiradora. Segundos después, un ruido ensordecedor saturó el ambiente. Macario se asomó por la puerta y no había nadie en la cabaña, ni muebles, ni siquiera la aspiradora.
La realidad fue que el hombre y el fantasma eran la misma persona. Pronto más verdaderas historias de terror.

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