miércoles, 11 de junio de 2014

El jurado del bosque

Plutarco ya había burlado varias veces a la ley. Esta vez lo perseguían para llevarlos de una vez por todas a la guillotina, dada la cantidad de crímenes atroces que había perpetrado. Entre ellos destacaban varios asesinatos y violaciones.

A lo lejos se podían escuchar las pisadas de los sabuesos, quiénes iban a toda velocidad siguiendo la pista de ese delincuente.
La tarde comenzaba a caer y Plutarco se percató de que estaba cerca de una zona frondosa del bosque. Trepó con gran destreza a la copa del árbol más grande que encontró y se escondió detrás de las hojas.
Uno a uno vio pasar a los perros de caza, quienes afanosamente trataban de seguir su rastro. Poco tiempo después la policía se retiró y el hombre se recargó en una rama para contemplar el anochecer.
No obstante, ignoraba que de ese bosque se habían inventado miles de cuentos de terror. Las hojas de los árboles empezaron estremecerse tan rápido y bruscamente que arrojaron a Plutarco al suelo.
En el aire claramente se oía la risa de miles de personas. Más no era una risita cualquiera, eran carcajadas que hacían estremecer hasta el más valiente.
De momento, se escuchó una voz gruesa que le dijo:
- Has burlado astutamente la justicia del hombre. Sin embargo, aún te falta enfrentarte al jurado del bosque. Hemos seguido tus fechorías desde hace varios años y tenemos el castigo idóneo para ti.
Varias ramas de los árboles se convirtieron en largos brazos de madera. Un par de ellos sujetó la boca de que el individuo haciéndole que la abriera. Entonces, una larga vara de espinas se introdujo por esa cavidad y le destrozó los pulmones.
Esta historia me la contó un amigo. Él asegura que se sabe miles de cuentos de terror todos los en www.cuentoscortos.info.

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